Vinotinto
Van a hacer 24 años desde que Óscar Garrote abriera las puertas del restaurante Vinotinto, y casi dos décadas desde que se convirtiera en una de las referencias parrilleras en el centro de la ciudad. Su éxito radica en una oferta gastronómica sencilla, directa y primitiva; dirigida a todos los públicos y a un amplio rango de edades; cimentada en torno a su buen quehacer a los mandos de una brasa en la que se dispone ordenadamente el carbón de encina.
La célebre especialidad de Vinotinto es la chuleta de vaca. Chuletas con su justa y óptima maduración, suministradas por proveedores de la zona norte de España, a precios muy competitivos (38 euros/kg) y con resultados de asado bastante dispares. Junto a la chuleta, y bañado en una adictiva salsa estilo chimichurri, sobresale un maravilloso e imbatible chorizo criollo: el mejor – de muy largo – de la ciudad. Tengo debilidad por el lagarto ibérico y me gustan tanto las costillas como la hamburguesa, menos los pinchos de lechazo. Y recomendables son sus huevos matanceros y su tortilla de bacalao, no así su arroz a la zamorana que me resulta bastante grasiento.
Embutidos destacables, pan fiable y una escueta carta de vinos presidida por los buenos vinos de las bodegas de Óscar (Pico Cuadro y Terra d´Uro) completan la oferta gastronómica de un restaurante emplazado en un local céntrico, muy concurrido, con duende, distribuido en diferentes comedores (mi preferido es el almacén) y que los fines de semana refuerza y dirige su servicio en sala con el gran Lupax. Un servicio diligente y atento en los comedores pero que muestra su cara más amarga con el habitual desagradable trato de los dos camareros que atienden en la zona de la barra de este emblemático restaurante.
Más información
Precio medio: entre 20 euros y 40 euros (bebidas aparte).
Cierre: domingos noche.
Dirección: c/ Campanas, 4.
Teléfono: 983342291.